26 oct 2009
Confesiones en primavera
24 oct 2009
La universidad del mundo
Esta es una canción del último disco de mi favorita Alanis Morissette, quien se declara ciudadana del planeta. Sería genial si todos pudiéramos serlo.
21 oct 2009
Entre la historia y las pasiones
Muchos huyen de las novelas ambientadas en la Edad Media. Quizá por el lenguaje en el que están narradas o simplemente por que giran en torno a una época oscura en la que predominaban iglesias y feudos. Los pilares de la tierra, efectivamente es, una historia que alberga los típicos componentes de una novela tediosa: sacerdotes, arquitectos y largas historias familiares. Pero cuando uno se sumerge en sus párrafos ocurre todo lo contrario.
Ken Follett, enteramente contextualizado en tiempo y espacio, supo relatar con interés no solo la construcción de la catedral gótica de Kingsbridge, sino todos los factores y personajes que se alimentan, ríen y lloran alrededor de ella. Entre ellos, es destacable la descripción del Padre Phillip, quien en realidad termina siendo el protagonista de la historia. Su personalidad y carácter lo convierten en uno de aquellos personajes de libros con los que muchos gozarían encontrarse en la calle, estando tan bien elaborado que sus monólogos y reflexiones de carácter ético y teológico poseen un lenguaje sencillo y no llegan a contradecirse en ningún capítulo.
Pero el bien tiene también su contraparte que suele habitar en la misma esfera. Es ahí donde Follett se ha explayado para insertar los enemigos precisos quienes a toda costa pretendían detener la catedral. Ya sea por ambición de poder, dinero o desamor, los victimarios de la novela ocasionan emociones tan fuertes que el lector mantiene la esperanza de que al final se haga justicia.
Y es que los sentimientos con los que se juega en esta obra son de los más variados. Desde la sed de venganza, la humildad y la ética, hasta los amores más fuertes y las pasiones más desenfrenadas. Sensaciones normalmente nubladas en historias de este periodo.
Destaca también la investigación realizada por el autor para lograr estas más de 1300 páginas, que es precisa y detallista, cayendo en ocasiones en tecnicismos propios de la arquitectura como descripciones sobre las columnas góticas, materiales y armazones. Sin embargo el resto del relato es realmente ágil y continuo, invitando al lector a seguir volteando las páginas a causa de la inquietud que siembran los personajes y sus acciones.
El hilo de la historia y los años que abarcaría cronológicamente en definitiva han sido un desafío para Follet. En la introducción al libro, él confiesa que a medida que el argumento avanzaba década a década y los personajes pasaban de la juventud a la madurez encontraba mayores dificultades. Tropiezos que al final este escritor ha sabido superar porque la lectura, a pesar de no ser nada concisa, deja un sabor dulce en el lector. Existen entonces razones contundentes para que esta novela haya sido un Best Seller a nivel de estar incluida en el puesto 33 de la encuesta realizada por la BBC en 2003 sobre las obras más apreciadas de la literatura británica.
Entonces, Los pilares de la tierra no fue un fracaso como Follet pronosticó, puesto que él ya tenía reconocimiento por sus thrillers y antes había empezado a escribir historias desde el periodismo. No obstante esta obra es conocida como la mejor que haya realizado tanto por el argumento, como por la caracterización de los personajes y el satisfactorio final con el que la corona.
13 oct 2009
Dícese de una jovencita de 18 años que vive en una pensión, que no suele salir mucho por las noches, que siempre tiene una sonrisa inquieta cuando se habla de sexo, como si mamá hubiera quedado embarazada por obra y gracia del espíritu santo. Bien. Esta chica solía decir de Fernando que era un chico machista. Claro. Fernando vive en la misma pensión pero casi nunca opina, estudia medicina y siempre mira a todos por sobre el hombro.
A la mañana siguiente, Mary la dueña de casa, encontró un gancho de pelo debajo de la almohada de Fernando. “¿Qué pasó aquí anoche?,” se preguntaba sin cesar y con una curiosidad disminuida por la molestia. Resulta que su casa parecía estarse convirtiendo en la pensión Soto.
Esa noche, los ocupantes de uno de los baños teníamos que charlar sobre problemas domésticos. Para mi mala suerte y mi poco afán de ser testigo, me tocó subir a llamar a Anita. OH! Ella tampoco estaba en su pieza y eran cerca de las 11 de nuevo, la nueva hora para el amor, aparentemente. Buscamos a Ana por todas las habitaciones. Tocamos la de Fernando. Él no abrió. Contestó con la puerta cerrada. “Ni idea,” dijo. Él decía que no sabía nada de ella. Pero nadie la vio salir, nadie escuchó nada, nadie pensó que habría podido salir tan tarde, tan tarde para una niña como Ana.
Entre risas silenciosas y preocupación, casi todos teníamos la certeza de que Anita estaba escondida en la habitación de Fernando, quien mantenía su habitación con llave y conforme pasaban las horas salía a recorrer el pasillo, a detectar cualquier movimiento en falso. Claro que el movimiento en falso fue de ellos. Porque las horas pasaban y Mary, con años de experiencia, había cerrado con llave la habitación de Anita y había trancado la puerta de entrada.
Aquella noche quedé como hoy pegada a la red de redes. Aquella noche fui la última en acostarme y cerrar mi puerta. Yo no la cerré al final. Eran como las 2 de la mañana y casi todos habían desistido de conocer el final de la historia. Excepto Mary que se mantenía despierta, atenta a cualquier sonido. Y yo, que dejé la puerta abierta para captar el calor del tubo de la estufa. Cuando de pronto, veo a Fernando parado en mi puerta. Con el pretexto de preguntarme si tenía internet, asomó su cabeza y cuando recibió mi respuesta, cerró mi puerta, intencionalmente claro está.
Fue en ese momento en el que calculo que Anita salió de la habitación de Fernando. Quien ya la había tenido como rehén por más de 3 horas. Al final ambos se delataron y tuvieron que aceptar que jugaban a las escondidas porque no querían que nadie se enterara de lo que iniciaron juntos. Les salió el tiro por la culata y todos nos enteramos de lo acontecido.
Una persona intencionalmente malintencionada me dijo una vez que las vidas secretas no se cuentan. Que las historias vergonzosas deben quedarse en la mente de cada uno, olvidadas en el rincón más lejano de la rutina. Todo para que cuiden la imagen, todo para continuar siendo el mismo frente a los demás.
10 oct 2009
Que estresss!!
Veamos. Leí ayer un artículo muy gráfico sobre los swingers (léase intercambio sexual de parejas) escrito por Gabriela Wiener y publicado en Etiqueta Negra.
6 oct 2009
A los anti-peruanos/chilenos
Andaba haciendo un trabajo universitario sobre los peruanos en Chile y me encontré con un blog administrado por un chileno que va en contra de mi país. Imagino, al saber que la blogósfera es amplia, que existen muchas bitácoras de este tipo y de ambos lados, tanto de chilenos como de peruanos. Frente a esto, al tener yo también un espacio en esta red de redes, me decido a dar mi punto de vista, después de leer cantidad de comentarios fuertes e hirientes.
Yo tengo casi 3 meses en Chile, en una ciudad que no es Santiago, estudiando en una universidad católica con fondos públicos. Yo llegué aquí no porque la educación sea peor en mi país, sino porque mi universidad, en la que he estudiado 4 años y medio, tiene un programa de intercambio con la institución que hoy me acoge. A esta ciudad llegamos dos peruanas y a Lima llegaron dos chilenos. Todo equilibrado.
Hasta ahora no me he sentido discriminada por ningún chileno. Es verdad que las bromas nunca faltan, que el pisco esto, que el límite marítimo, que el Huáscar, que la guerra. Así será siempre entre peruanos y chilenos, brasileños y argentinos, franceses y norteamericanos. Lo que más me ha sorprendido y que es algo que encuentro recurrente en los comentarios colgados en internet es que los chilenos piensan que a nosotros nos educan odiándolos. Creo que en nombre de los colegios de mi país puedo decir que los peruanos tenemos más cosas que preocuparnos que en enseñar a nuestros hijos a odiar a Chile. Nada que ver.
Una de las preguntas que más me han hecho desde que llegué fue “¿Qué les enseñan a ustedes sobre la Guerra del Pacífico?”. Honestamente cada país tiene su versión, pero la que a nosotros nos dan en el colegio es una parte del extenso curso de Historia que se nos inculca. Nada que consideremos especial, nada que consideremos trascendente en el colegio. Una parte más de la historia, repito.
Otra cosa de la que he oído hablar aquí es sobre los pasquines peruanos que anuncian la posible guerra o carrera armamentista chilena. Cada vez que he escuchado eso he comentado que no son loS pasquineS, es sólo uno que tiene el tema muy arraigado porque es un diario fujimorista que tiende a crear cortinas de humo. Pero lo que los chilenos no saben es que muy pocas personas compran La Razón y que todos sabemos que es amarillista, que exagera, que anda puro tonteando, como dicen aquí.
Mi conclusión ante tanta xenofobia es que las personas que piensan y escriben cosas por el estilo en internet son aquellos que jamás han pisado tierras peruanas o tierras chilenas, que nunca han tratado con la amabilidad del peruano en su nación o con el acogimiento que el chileno brinda en su hogar. “los chilenos esto, los peruanos el otro”, son solo comentarios tontos de gente que no tiene idea de cómo se tratan realmente un peruano y un chileno cuando crean lazos de amistad, cuando se encuentran en la calle, cuando se burlan de la gran cantidad de prejuicios que se dicen alrededor de ambos países.
Yo he conocido muchos chilenos aquí y me llevo una excelente impresión de ellos. Tengo que confesar que el día que me vaya voy a llorar porque echaré de menos a algunas personas que hicieron de mi estancia en este lugar más cómoda, más hogareña, más rica. Creo no equivocarme cuando pienso que los dos chilenos que están en mi universidad van a pasar por lo mismo y como yo, van a llegar con otra idea y con muchos amigos más.