11 feb 2009

El gran dilema del ¿Qué somos?

Veo a muchas de las mujeres que me rodean salir con diferentes hombres a lo largo de su vida. La mayoría de ellos no expresa que es lo que realmente buscan y ellas viven en una incertidumbre que las golpea todas las noches antes de caer rendidas sobre la almohada.

Digamos que L sale con P, conversan mucho y ríen a carcajadas. Un día intercambian una gran cantidad de besos apasionados que llevaban retraídos desde que se conocieron, pero aquel día nadie dice nada.

L y P siguen saliendo, siguen besándose y quizá llegan a compartir momentos más intensos, pero... cuando se encuentran frente al mundo se sienten como rodeados de muchas cámaras y se cohíben, disimulando lo más que pueden la situación que a puerta cerrada se da entre ellos.

P nunca dice nada, no define qué siente exactamente por ella y da indicios de desinterés. No se explica sus raros comportamientos y omite invitaciones y realidades. L intenta aclarar las cosas aunque por dentro tiene miedo de aquello que pueda escuchar a lo que decide callar.

¿Qué son L y P? Y... más importante ¿Porqué P no define su estado sentimental de una vez y a calzón (o calzoncillo) quitado?

Desde la perspectiva en que lo veo, la disyuntiva puede acabar de dos maneras por parte de ella. La primera es que L, recomendada por amigas o siguiendo su propia intuición disminuya el interés que siente por él, situación que llevaría al paulatino enfriamiento de la "relación” y que haría que todo termine al primer momento en que uno de los dos encuentre a alguien “mejor”. La segunda es que L encare a P e intente aclararlo todo, lo que haría que P sienta que se le viene un inesperado baldazo de agua fría típico de esta época de carnavales.

El problema es que en ambas situaciones es ella quien intenta establecer las reglas del juego y él quién decide si se convierte en un jugador o rechaza por completo la oferta. En el ínterin del dilema siempre hay una persona que sale perjudicada y es mayormente quien preferiría saber qué es lo que el otro quiere.

Sea cual sea el final de la historia, a veces sólo nos queda disfrutar el momento mientras no causemos daños y perjuicios difíciles de superar.