5 nov 2014

Échale la culpa al centralismo

El último asesinato ocurrido a causa de un extremo abuso policial en Cajamarca es noticia hace varios días: las imágenes del brutal ataque durante el desalojo, la fuerte y justificada indignación de la familia y las posteriores manifestaciones en esta ciudad del norte del país.

Si develamos los negativos de lo ocurrido y, dejando detalles de lado, vemos en macro, existe un gran problema que tiene años dañando nuestra sociedad como conjunto (si es que eso existe en el Perú). Sólo hay que aceptar que en Lima todo es Lima y que nada espanta cuando no es de Lima.

Así de crudo es. Un desalojo ordenado quizá de forma irregular por una deuda de 1500 dólares sería un escándalo en la capital, mientras que al norte de la brújula tiene que morir un compatriota padre y abuelo para que algo nos indigne.

Es la misma figura cuando hablamos de corrupción, Alcaldes y presidentes regionales que roban millones no es problema. El escándalo se desata cuando uno de ellos manda matar con pana y elegancia a sus opositores políticos, con dinero, claro está, de las arcas públicas que lo respaldan. A partir del caso de César Álvarez se inició una campaña contra la corrupción en provincia. Antes, mucho antes, el tema se ignoraba entre las calles coloniales de Lima.

Feminicidio. ¿Cuántos casos se reportan al año? ¿Cuántas víctimas cuyos nombres no ingresan a las páginas de los diarios y cuyos deudos, niños en general con serios traumas por resolver y en total abandono, no tienen eco. Pero... tiene que morir una cantante Piurana con éxito para que los reflectores la apunten a ella, su familia y su esposo, el principal sospechoso. En este caso en particular se dice que la necropsia de la vocalista de Corazón Serrano pudo ser manipulada.Tan solo pensemos un segundo: una necropsia de ley, manipulada dentro de una institución del Estado. ¿Vergüenza, verdad?

¿A qué extremos tienen que llegar los problemas en el interior del país para que finalmente giremos la cabeza a observar lo que allí ocurre? ¿Dónde queda el Estado y la inclusión social de la que tanto se jacta este gobierno? Parece que en el rincón de las promesas del pasado.