¿Será que las personas emanamos una especie de olor diferente cuando estamos en otro lugar que no es el nuestro? Los extranjeros se hacen siempre notar, no necesariamente por su manera de hablar sino por algo que te dice que esa persona es ajena, de cierta forma diferente.
Yo, soy una alumna del último año que es una alumna nueva en una universidad nueva de una ciudad nueva. Qué enredo. No sé si físicamente tenga muchas diferencias con las personas de aquí, sin embargo he notado que en la facultad soy para todos un bicho raro. Todos, profesores, alumnos y administrativos saben que soy la peruana y es notorio que no hacen esfuerzo alguno por hacerme sentir bien, al parecer es su actitud natural. Pocos nos preguntan de dónde somos, quizá porque ya lo saben, pero muchos nos preguntan cómo nos hemos sentido y casi todos los que son de lugares un poco lejanos nos invitan a conocer sus comunas.
¿Comida peruana? Todos quieren probarla e inclusive proponen organizar un día en que yo, ya que mi compañera no sabe, prepare algunos platos típicos nuestros. Que por supuesto, no tienen punto de comparación con la comida de este lugar.
La actitud de extranjera no se lleva solo en la cara, es algo que se carga también en el corazón. Por más bien que se adapte un viajero siempre extrañará algo de su país. No solo a las personas que dejó sino también sus costumbres, sus paisajes y hasta aquellas cosas que a veces le desagradaban.
Además, el extranjero cae redondo cuando abre la boca. Habla y es descubierto por completo. Gesticula diferente, y en este país habla mucho mejor porque no se come la “s”. Pero en ocasiones cae en ridículo cuando dice algo que en el lugar donde está tiene un significado totalmente diferente. Por ejemplo: una vez, jugando dominó con un chico que vive en la casa donde vivo, le dije: te estoy ganando así que no seas picón. Él empezó a reír a carcajadas y me dijo que lo estaba halagando. Su papá, quien pasaba por el comedor, fue la víctima de mi pregunta: ¿qué significa picón? Riendo y con una pisca de vergüenza y picardía me dijo: aquí picón es un hombre superdotado. A ello, sé que nunca más le diré picón a nadie, porque en Chile a los que no saben perder se les dice picota.
Así, los extranjeros nos ponemos en evidencia también cuando salimos a comprar algo a la tienda y terminamos pidiendo canchita en vez de pop corn o palomitas. Nos damos a notar cuando estamos por la calle y no conocemos lo paraderos de los buses. Cuando contamos varias veces las monedas y los vueltos y cuando pagamos con un billete equivocado.
Los extranjeros no dejamos de serlo hasta que regresamos a la calidez de nuestro país, de nuestro hogar. Aunque creo que existe un solo lugar que no es tierra de nadie, un lugar en el que ser extranjero no es raro ni pecado porque es muy común verlos entrar y salir de allí. Pero el aeropuerto está a meses de estancia y a 550 kilómetros en la capital de este país.
Yo, soy una alumna del último año que es una alumna nueva en una universidad nueva de una ciudad nueva. Qué enredo. No sé si físicamente tenga muchas diferencias con las personas de aquí, sin embargo he notado que en la facultad soy para todos un bicho raro. Todos, profesores, alumnos y administrativos saben que soy la peruana y es notorio que no hacen esfuerzo alguno por hacerme sentir bien, al parecer es su actitud natural. Pocos nos preguntan de dónde somos, quizá porque ya lo saben, pero muchos nos preguntan cómo nos hemos sentido y casi todos los que son de lugares un poco lejanos nos invitan a conocer sus comunas.
¿Comida peruana? Todos quieren probarla e inclusive proponen organizar un día en que yo, ya que mi compañera no sabe, prepare algunos platos típicos nuestros. Que por supuesto, no tienen punto de comparación con la comida de este lugar.
La actitud de extranjera no se lleva solo en la cara, es algo que se carga también en el corazón. Por más bien que se adapte un viajero siempre extrañará algo de su país. No solo a las personas que dejó sino también sus costumbres, sus paisajes y hasta aquellas cosas que a veces le desagradaban.
Además, el extranjero cae redondo cuando abre la boca. Habla y es descubierto por completo. Gesticula diferente, y en este país habla mucho mejor porque no se come la “s”. Pero en ocasiones cae en ridículo cuando dice algo que en el lugar donde está tiene un significado totalmente diferente. Por ejemplo: una vez, jugando dominó con un chico que vive en la casa donde vivo, le dije: te estoy ganando así que no seas picón. Él empezó a reír a carcajadas y me dijo que lo estaba halagando. Su papá, quien pasaba por el comedor, fue la víctima de mi pregunta: ¿qué significa picón? Riendo y con una pisca de vergüenza y picardía me dijo: aquí picón es un hombre superdotado. A ello, sé que nunca más le diré picón a nadie, porque en Chile a los que no saben perder se les dice picota.
Así, los extranjeros nos ponemos en evidencia también cuando salimos a comprar algo a la tienda y terminamos pidiendo canchita en vez de pop corn o palomitas. Nos damos a notar cuando estamos por la calle y no conocemos lo paraderos de los buses. Cuando contamos varias veces las monedas y los vueltos y cuando pagamos con un billete equivocado.
Los extranjeros no dejamos de serlo hasta que regresamos a la calidez de nuestro país, de nuestro hogar. Aunque creo que existe un solo lugar que no es tierra de nadie, un lugar en el que ser extranjero no es raro ni pecado porque es muy común verlos entrar y salir de allí. Pero el aeropuerto está a meses de estancia y a 550 kilómetros en la capital de este país.
2 comentarios:
Vaya! no me sabia esa d pico! pero bueno cvreo q alla tiene esa actitud de nacimiento no? te los alucinas bailando salsa jajaja
Jaja que buena pes. Debes hacer tru diccionario de jergas chilenas para que cuando vuelvas nos enseñes, deben ser muy graciosas.
PDT: El programa de radio salio bien. Estaba un poco nervioso con la negra al comienzo después todo tranqui. Un abrazo.
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