Hace exactamente un año tuve que rehacer las maletas de mi madre. Ella había intentado reducir más de 40 años en exactamente 50 kilos y yo tenía que ordenar el caos que ella llamaba equipaje.
En ese momento no entendía cómo era posible que mi mamá no se decidiera en las cosas que llevaría y tampoco me imaginaba que hacer equipaje para viajes que no serán cortos no era lo mismo que para pequeños viajes de placer.
En ese momento no entendía cómo era posible que mi mamá no se decidiera en las cosas que llevaría y tampoco me imaginaba que hacer equipaje para viajes que no serán cortos no era lo mismo que para pequeños viajes de placer.
Hoy, exactamente un año después, soy yo quien hace maletas y con 20 años no tengo la menor idea de cómo meter mi vida en una valija que debe pesar 23 kilos (según LAN).
Desde que venía mi tía de la tierra de Pizarro, siempre me intrigaron sus maletas. No solo porque traían juguetes y regalitos sino porque estaban extremadamente ordenadas y se me presentaban como sombreros de magos. Las cosas salían y salían y después de horas seguían saliendo.
Al principio pensé que mis cosas no entrarían en una de esas maletas que mi mamá envió cuando programamos que fuera a visitarla. La idea de meter abrigos que quitan espacio y ropa que me ayudaría a combatir los 2 grados que me esperan, me desesperaba. Pero creo que las espiadas a las valijas de mis tías me han servido de mucho.
Algunos tips para no desperdiciar espacio son los siguientes:
Primero: Nada de cajas. Tissue, toallas higiénicas, remedios, entre otras cosas pequeñas y que normalmente vienen en caja deben ir desperdigadas por la maleta y entre la ropa.
Segundo: No doblar, enrollar. Los jeans y las chompas no deben ir dobladas en cuatro como están en los cajones, sino enrolladas cual sándwich de grifo, cual taco mexicano.
Tercero y continuando la figura del taco mexicano: poner los frascos o botellas entre las chompas. Primero se compra papel de bolitas (ese que viene con los televisores y que es muy divertido aplastar), con el papel se enrolla las botellas de perfume, los desodorantes y demás cosas frágiles. Luego se sella con masking-tape y se colocan dentro de los rollitos de ropa. (Esto parece más una receta culinaria pero es muy útil).
Cuarto: rellenar los huecos vacíos. Siempre quedan pequeños espacios entre la ropa, y dentro de los zapatos. Ahí entran las medias, chalinas, o los objetos pequeños.
Quinto: Nunca ignorar al equipaje de mano. Si las cosas al final no entran en la maleta y no representan una amenaza para los demás pasajeros del avión (como las tijeras o encendedores), se pueden poner en el equipaje de mano, que es la bolsa o mochila donde se lleva el pasaporte y los útiles de aseo y primera necesidad. Entre ellos yo cargaré una cajetilla de cigarros porque los aeropuertos me producen ganas de fumar. Cuando tenga que encenderlos, pediré una cerilla.
Atención. Las personas no entran en las maletas. Por años mis tías intentaron meterme en una, pero por más pequeña que fuera, en el aeropuerto se darían cuenta. Hoy quiero meter a alguien en una también, pero él no es ni pequeño ni pasa desapercibido.
1 comentario:
Pero yo si puedo entrar, soy muy pekeña y de hexo paso desapercibida ante todos =D ... ese "atencion" puede tener ciertos cambios ... al final vayas a donde vayas, simpre stas presente en mi pensamiento y en mi corazon(aunq suene muy repetitivo a veces, es verdad!) ... te amo amia de mi vida! muxo, muxo, muxo!!!
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