Si las cosas siguen su curso sin variaciones, esta es la última vez que me sentaré frente a una computadora como alumna en la Universidad de San Martín de Porres.
Mi carrera, la terminaré siendo una nueva alumna del último año en un lugar nuevo y extraño. Por ello no puedo evitar remontarme a los primeros días aquí y a todas las cosas que he aprendido (fuera de lo profesional).
Aquella primera vez que vine a la facultad, mi papá conducía y mi primera impresión fue que era demasiado grande para mí. “Yo soy muy pequeña,” pensaba como si fuese el paso del nido al colegio. Hoy, las instalaciones me parecen pocas y la universidad se me presenta pequeña, inconclusa.
Desde el primer día de clases me acostumbré al ritmo y ahora me arrepiento de haberme dedicado íntegramente a la universidad durante los primeros años. Con tanto tiempo hubiera podido estudiar más idiomas y ahora estaría hablando 3 lenguas más de las que ya manejo.
Pero para lamentos, otro día. He conocido muchas personas valiosas y me he dado cuenta que todos actúan bajo el egoísmo natural y propio del ser humano que busca resaltar. Es verdad que aquí soy otra persona completamente diferente a la que soy en mi esfera personal y que poco me ha importado tener un millón de amigos como dice la canción. Pero no me arrepiento.
Siempre pensé que la universidad era para estudiar y sacarte la mierda, no para juerguear y convertirte en la amiga de todos que tiene siempre una sonrisa disponible. Falacias. Sin embargo sé que hay gente que he conocido que me gustaría volver a encontrarme a lo largo de la vida.
Si pudiera escoger el mejor ciclo durante estos cuatro años y medio sería el ciclo pasado: octavo. Por los amigos, los cursos, los trabajos y el pequeño viaje-chamba-juerga que tuvimos que realizar. Estos cuatro meses he extrañado horrores a Huguito, Maclau, Jacobillo, Liz, Midori y Pinedo, mis amigos de octavo.
Ha sido el único ciclo en que no me he sentido presionada en lo personal como para no compartir tiempo con mis amigos. Además los trabajos fueron experiencias que nunca voy a olvidar. Los chicos de Thomas Helm y las tardes que pasamos juntos; Antioquia con los rones, puchos y las innumerables cintas que tuvimos que grabar, con Oscar de colado y compañero infaltable en los momentos de Ritmo Agogó. Ese fin de semana ha sido la ocasión en la que más he participado de ese juego y en el que más me han exprimido el cerebro con cosas como: “diga usted nombres de: PARTES DE UNA CAMIONETA 4x4.” Fue excelente.
Hoy me despido del TCP (Tarjeta de Control de Pago) y de los puchos de los breaks. De los profesores aburridos y de aquellos que dejaron huella. De las conversaciones con las chicas y de las carcajadas en grupo.
¡Qué extrano! Nunca pensé que extrañaría ser alumna de la USMP. Todo lo contrario. Pensé que me ocurriría lo mismo que con el colegio. Creo que es porque aquí no hay tanta hipocresía, cada quien vive en su mundo y pronto cada quien saldrá a su propia esfera.
Yo me iré a otra completamente ajena, pero eso es una historia que todavía está por contarse.
Mi carrera, la terminaré siendo una nueva alumna del último año en un lugar nuevo y extraño. Por ello no puedo evitar remontarme a los primeros días aquí y a todas las cosas que he aprendido (fuera de lo profesional).
Aquella primera vez que vine a la facultad, mi papá conducía y mi primera impresión fue que era demasiado grande para mí. “Yo soy muy pequeña,” pensaba como si fuese el paso del nido al colegio. Hoy, las instalaciones me parecen pocas y la universidad se me presenta pequeña, inconclusa.
Desde el primer día de clases me acostumbré al ritmo y ahora me arrepiento de haberme dedicado íntegramente a la universidad durante los primeros años. Con tanto tiempo hubiera podido estudiar más idiomas y ahora estaría hablando 3 lenguas más de las que ya manejo.
Pero para lamentos, otro día. He conocido muchas personas valiosas y me he dado cuenta que todos actúan bajo el egoísmo natural y propio del ser humano que busca resaltar. Es verdad que aquí soy otra persona completamente diferente a la que soy en mi esfera personal y que poco me ha importado tener un millón de amigos como dice la canción. Pero no me arrepiento.
Siempre pensé que la universidad era para estudiar y sacarte la mierda, no para juerguear y convertirte en la amiga de todos que tiene siempre una sonrisa disponible. Falacias. Sin embargo sé que hay gente que he conocido que me gustaría volver a encontrarme a lo largo de la vida.
Si pudiera escoger el mejor ciclo durante estos cuatro años y medio sería el ciclo pasado: octavo. Por los amigos, los cursos, los trabajos y el pequeño viaje-chamba-juerga que tuvimos que realizar. Estos cuatro meses he extrañado horrores a Huguito, Maclau, Jacobillo, Liz, Midori y Pinedo, mis amigos de octavo.
Ha sido el único ciclo en que no me he sentido presionada en lo personal como para no compartir tiempo con mis amigos. Además los trabajos fueron experiencias que nunca voy a olvidar. Los chicos de Thomas Helm y las tardes que pasamos juntos; Antioquia con los rones, puchos y las innumerables cintas que tuvimos que grabar, con Oscar de colado y compañero infaltable en los momentos de Ritmo Agogó. Ese fin de semana ha sido la ocasión en la que más he participado de ese juego y en el que más me han exprimido el cerebro con cosas como: “diga usted nombres de: PARTES DE UNA CAMIONETA 4x4.” Fue excelente.
Hoy me despido del TCP (Tarjeta de Control de Pago) y de los puchos de los breaks. De los profesores aburridos y de aquellos que dejaron huella. De las conversaciones con las chicas y de las carcajadas en grupo.
¡Qué extrano! Nunca pensé que extrañaría ser alumna de la USMP. Todo lo contrario. Pensé que me ocurriría lo mismo que con el colegio. Creo que es porque aquí no hay tanta hipocresía, cada quien vive en su mundo y pronto cada quien saldrá a su propia esfera.
Yo me iré a otra completamente ajena, pero eso es una historia que todavía está por contarse.
Tu ruta en Antioquia, un trabajo de octavo
4 comentarios:
Estefany: felicitaciones por lo del viaje. Apuesto a que va a ser una experiencia muy buena para ti. Una experiencia de vida y que te ayudará a que aprendas más cosas, en todo sentido.
Mucha suerte y me da mucho gusto por ti que se haya podido dar. Enhorabuena y gracias por tenerme en cuenta de alguna u otra forma.
(Me enteré de este asunto de manera casual conversando con Vanessa)
Pucha...te voy a xtrañar Tefaaaaaaa...eres una tonta q t vas oie!jajajaja. Pero wenooo...yo he tenido muchos ciclos buenos, pero...tú eres la mejor q pasó x esos ciclos (q nu se enteren las demás). Eres tan sincera y directa!!! Extrañaré eso y que le den pues!jajajaja. Qué se hace, no? De veras te xtrañaré y la bienvenida será d ptm! Si ya fui una vez a tu casa e iré mañana, m verás más seguido. Bye mi tefa.
Te fuiste y ni me enteré!
Bueno gringa hueca... ojalá que todo te salga de puta madre, eres una niña genio y lo sabes! Sácale todo el jugo a esta experiencia que seguro te va a enseñar muchísimo mientras el resto nos seguimos pudriendo por 4 meses más en nuestra queridísima Harvardtín. Ya nos estamos viendo a tu regreso. Espero que te reportes de vez en cuando para saber que es de tu vida.
Un besote y muchísima suerte. Se te quiere.
Pancho
Amigaaa! Si te preguntaras porque me demore taaanto en leer el post... es que uno a veces anda volada y se olvida de las cosas.
La verdad que se te extraña mucho en serio que si. Ahora mi compañia en Huguito con sus bromas y esas ocurrencias que solo estan firmadas por Hugo Hurtado Gaudry no? Quienes mas que nosotras para saber eso jejejeje... En realidad siii, octavo fue el mejor ciclo de mis 5 años de universitaria. Gracias por enseñarme muchas cosas y por esas laaaargas conversaciones que te hacen pensar mucho.
Te espera una gran bienvenida. Besote
Te quiero mucho...
MaClau¡
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