Son las 6 y 50 de la tarde y me propongo a escribir este post estirando lo máximo posible el último cigarro que espero fumar hoy. Si no fuese porque hoy fue mi examen del francés no podría estar escribiendo a esta hora. Últimamente vengo pensando que mi vida se ha reducido a números y minutos. Siempre creí que las matemáticas no servían para el día a día porque me resultaba imposible que un ama de casa utilizara el coseno o los algoritmos para hacer las compras en el mercado.
Ahora considero que por lo menos las cuatro operaciones básicas van a dar vueltas en mi cabeza durante el resto de mis días. ¡Qué condena fatal!
He llegado al punto de calcular todas las actividades que hago en mi rutina: cierta cantidad de horas para la universidad, entre 15 a 10 minutos para llegar al gimnasio donde paso 15 en la caminadora, 15 en la bicicleta, 15 en la maldita elíptica cada vez que hago cardio y el tiempo se prolonga cuando hago máquinas. Así, me paso el día pensando que luego de almorzar sólo me quedan 2 ó 3 horas (con suerte) para ir al francés. Y en la noche, mi cuerpo ya busca posición horizontal cerca de las 10pm (y eso que no trabajo!).
El problema es cuando los cálculos pasan de ser cifras horarias a ser monetarias. “Tanto para el francés, tanto para las cuentas de mamá, tanto para gasolina...” (uff la gasolina!), y eso que tiene que quedarme una reserva para las veces en que Piropo (mi volkswagen) se resfría por la lluvia.
Hasta los momentos de relajo terminan teniendo un precio, que en mi caso, suele ser bastante alto por la cantidad de tabaco que ingiero al día, la cual también se ha convertido en números; puesto que, con el dolor de mi corazón y los aplausos de mi pulmón, estoy pensando fumar sólo dos cigarros diarios.
No es entretenido cronometrar cada cosa que hago, pero tener el día full ahuyenta preocupaciones absurdas y es una buena terapia para adentrarse en la vida propia y dejar de andar chapando nubecitas.
Ahora considero que por lo menos las cuatro operaciones básicas van a dar vueltas en mi cabeza durante el resto de mis días. ¡Qué condena fatal!
He llegado al punto de calcular todas las actividades que hago en mi rutina: cierta cantidad de horas para la universidad, entre 15 a 10 minutos para llegar al gimnasio donde paso 15 en la caminadora, 15 en la bicicleta, 15 en la maldita elíptica cada vez que hago cardio y el tiempo se prolonga cuando hago máquinas. Así, me paso el día pensando que luego de almorzar sólo me quedan 2 ó 3 horas (con suerte) para ir al francés. Y en la noche, mi cuerpo ya busca posición horizontal cerca de las 10pm (y eso que no trabajo!).
El problema es cuando los cálculos pasan de ser cifras horarias a ser monetarias. “Tanto para el francés, tanto para las cuentas de mamá, tanto para gasolina...” (uff la gasolina!), y eso que tiene que quedarme una reserva para las veces en que Piropo (mi volkswagen) se resfría por la lluvia.
Hasta los momentos de relajo terminan teniendo un precio, que en mi caso, suele ser bastante alto por la cantidad de tabaco que ingiero al día, la cual también se ha convertido en números; puesto que, con el dolor de mi corazón y los aplausos de mi pulmón, estoy pensando fumar sólo dos cigarros diarios.
No es entretenido cronometrar cada cosa que hago, pero tener el día full ahuyenta preocupaciones absurdas y es una buena terapia para adentrarse en la vida propia y dejar de andar chapando nubecitas.
Ahora estoy ansiosa... aquel cigarro del inicio no me duró ni dos párrafos.
3 comentarios:
Curioso elemento el tiempo. Más de una vez, créeme, he intentado programar mi día: de tal hora a esta otra, hacer esto. De esta otra a tal, aquello. Por un momento se siente que el día es largo, que no proyectarse es un engaño porque se cree que el día es más largo de lo que es en realidad. A veces, es mejor no hacer eso, pero lo malo es que a veces se tiende al hueveo. Una vez intenté dormir solo cuatro horas diarias, otro fracaso. Conclusión: vive la vida no dejes que la vida te viva.
Curioso: varias veces he usado la frase cliché de Susy Díaz, (aunque creo que se la debe haber robado de alguien), finalmente no interesa de quién venga, tiene mucho de cierto.
Aquel tiempo sirve para conometrar nuestras vidas, nuestros horarios, nuestras rutinas que aveces se vuelven impredicibles por un timbrado de aquel aparato que todos cargamos en los bolsillos de los pantalones, casacas o mochilas.... Importante es organizarse pero más importante es cumplir con lo ya organizado... tiempo al tiempo dice, yo digo que le ganemos al tiempo... me encanta este post tepha¡¡¡¡ espero el post del cigarro, y espero que lo titules "aquel postre humeante despues del almuerzo" jaja un abrazote¡¡¡¡¡
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