Llega a mi cuarto un olor peculiar. No podría decir que huele a pies, ni a sudor, ni a otros fluidos corporales. No. El olor es entre agrio y dulce pero apuntando a completamente desagradable. Yo sé de dónde viene y me da pena tener que quedarme callada porque por culpa de ese olor, en ocasiones tengo ganas incontrolables de vomitar y vivo obsesionada por los olores de mi propio cuarto.
Empecemos. Resulta que tengo un vecino de habitación. La suya está al frente y él es uno de esos estudiantes de primer año de periodismo que todavía no han sido destetados. Llamémoslo Sopitas.
Sopitas se levanta casi todas las mañanas después de las nueve. Al principio pensaba que el olor de su pieza se debía a algo que tenía dentro. Pero después, con los almuerzos y cada vez que me cruzaba durante el día, me di cuenta que toda esa nube de mal olor que lo envuelve emana de él mismo. Honestamente no sé qué parte corporal no someterá a un intensivo baño, pero he llegado a pensar que es todo él.
Como el delicioso aroma de un queque cociéndose en el horno, el olor de Sopitas se esparce por todo el pasillo e inevitablemente inunda mi pieza, pero dejando una sensación de asco. Todo lo contrario a los aromas de la cocina.
Hoy, Sopitas despertó y desfiló hacia el baño, que para colmo, se encuentra al lado de mi cuarto. Él no bajó a encender la terma y dentro del baño abrió la ducha. Pero estoy casi segura que nunca entró en ella. Cuando desfiló de regreso, traía el mismo pijama con el que entró y el cabello completamente seco. El mismo rostro grasiento y la cara de yo no fui.
Quizá lo hizo por despistarme, ya que yo era la única que permanecía en su habitación. Pero mi nariz no puede hacerse la loca y creo que en cualquier momento de este mes que me queda aquí voy a decirle que huele a mierda. Como aquella vez que en la mesa le dije que yo que él me metería como bolsita de té en agua hirviendo, pero para botar todas las bacterias del resfriado que Sopitas tenía encima. Resfriado y sucio, con mayor razón no se aseaba este joven chileno.
Lo peor de todo, es cuando la gente es cochina pero no se da cuenta. Una vez en la mesa saltó el tema de los franceses. La primera frase que dijo Sopitas sobre ellos es que eran hediondos porque no se bañaban. Poco me faltó para levantarme indignada diciéndole que no sea conchudo. ¡El hediondo eres tú!, moría por decirle.
Este post porque ya estoy cansada de fumarme el mal olor de otra gente sin hábitos. Y porque últimamente he visto las peores costumbres del ser humano. Probablemente después escriba sobre una mujer tan poco limpia que llega a causar repugnancia.
Para quienes leyeron este post: ¡báñense! Nadie tiene que soplarse sus malas costumbres.
Este video por aquella vez que Sopitas llego de jugar fútbol y no se bañó! Si tan solo hubieran habido estos programas hace algunos años!
Este video por aquella vez que Sopitas llego de jugar fútbol y no se bañó! Si tan solo hubieran habido estos programas hace algunos años!
3 comentarios:
CHILENO ASQUEROZO....PREGUNTO: CUANTAS SOPITAS HABRA EN ESE PAIS...????
SALUDOS, DESDE CARACAS!!!!
Jaaaaaa...Steff esta entrada le cae a pelo a algunas personas de tu ex chamba. Me uno a tu ruego. Báñense, por favor.
Visita mi blog que está nuevecito:
www.elgusanodeseda.blogspot.com
Vania
Para todos los chilenos....agua y jabón.....báñense!!!!
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