El apresurado paso (o trote) de la vida no nos deja reflexionar sobre lo que vivimos, o al menos, eso me ha venido pasando estos últimos años. Todo ha sido tan rápido que no he tenido oportunidad de sentarme a pensar, decidir o intuir aquello que puedo llegar a sentir.
Hace unos días escuché a una compañera hablar de las sorpresas de la vida. ¡Pregúntenme a mí de sorpresas! Y según los fortuitos análisis de personas cercanas, a tanta sorpresa no me he derrumbado como pude haberlo hecho. Inclusive, para mi asombro, esta vez me he mantenido lejos de cualquier especialista, cosa que antes hubiese sido un poco difícil.
Hablar sobre las situaciones que el destino puso en mi camino sería poner al descubierto mi vida y las nuevas flaquezas que se crearon en mí desde aquel fatídico 15 de agosto de 2007. El terremoto que para todo el país fue un golpe muy fuerte, coincidió con una vivencia emocional que afectó los cimientos sobre los cuales había crecido durante casi 20 años.
En fin... con ello aprendí una lección que me gusta compartir con quienes todavía no han chocado con la cruda realidad del pasar de los años: no es justo juzgar a nadie sobre su actuar porque no sabemos todo aquello por lo que le tocó pasar. Todos tenemos una vida secreta, nadie nace sabiendo y nadie crece con todas las fortalezas necesarias para afrontar cualquier tempestad. Sólo comprendemos el valor de una armadura cuando ya nos hemos visto envueltos en una batalla cuerpo a cuerpo, cuando ya hemos sentido el calor agobiante de la estocada de una espada, del poco coraje de la puñalada en la espalda.
Los que me conocen saben que desde el primero de marzo mi ánimo cambia y espero con ansias el final del mes. Un año más que contar, un año más por vivir, una cifra que cambiar cada vez que preguntan sobre mi edad. Sin embargo, esta vez me falta algo y no me avergüenza aceptarlo.
Ella siempre decía que cada 31 de marzo era también su cumpleaños, que yo fui su regalo y siempre me dejaba celebrarlo y siempre hizo que fuera un día especial. Este será el primer año que no recibiré su cálido abrazo al despertar, pero eso es otra cosa más que he de superar.
Hace unos días escuché a una compañera hablar de las sorpresas de la vida. ¡Pregúntenme a mí de sorpresas! Y según los fortuitos análisis de personas cercanas, a tanta sorpresa no me he derrumbado como pude haberlo hecho. Inclusive, para mi asombro, esta vez me he mantenido lejos de cualquier especialista, cosa que antes hubiese sido un poco difícil.
Hablar sobre las situaciones que el destino puso en mi camino sería poner al descubierto mi vida y las nuevas flaquezas que se crearon en mí desde aquel fatídico 15 de agosto de 2007. El terremoto que para todo el país fue un golpe muy fuerte, coincidió con una vivencia emocional que afectó los cimientos sobre los cuales había crecido durante casi 20 años.
En fin... con ello aprendí una lección que me gusta compartir con quienes todavía no han chocado con la cruda realidad del pasar de los años: no es justo juzgar a nadie sobre su actuar porque no sabemos todo aquello por lo que le tocó pasar. Todos tenemos una vida secreta, nadie nace sabiendo y nadie crece con todas las fortalezas necesarias para afrontar cualquier tempestad. Sólo comprendemos el valor de una armadura cuando ya nos hemos visto envueltos en una batalla cuerpo a cuerpo, cuando ya hemos sentido el calor agobiante de la estocada de una espada, del poco coraje de la puñalada en la espalda.
Los que me conocen saben que desde el primero de marzo mi ánimo cambia y espero con ansias el final del mes. Un año más que contar, un año más por vivir, una cifra que cambiar cada vez que preguntan sobre mi edad. Sin embargo, esta vez me falta algo y no me avergüenza aceptarlo.
Ella siempre decía que cada 31 de marzo era también su cumpleaños, que yo fui su regalo y siempre me dejaba celebrarlo y siempre hizo que fuera un día especial. Este será el primer año que no recibiré su cálido abrazo al despertar, pero eso es otra cosa más que he de superar.
Jai Pas Vingt Ans - Alizee
2 comentarios:
Pues siempre es oportunidad de rehacer y reinventarse "ella" nos dio esa lección a todos los q estuvimos cerca, ay q no me doy tiempo para ir al cine, pero dado tu onomástico es momento de hacer una visita cinefila a ver alguna pela mala q tu hermano nos recomiende jajaja igual el tiempo contigo es lo maximo, pequeña te mando un mail para q me des tu celu x q cuando cambie de equipo perdi todos los numeros! buah
El día de cumpleaños es cuando te sientes más especial e importante que otra personas. Estoy seguro que tu mami desde España también estará celebrando contigo tu día especial.
Pdt: No olvides pasarla de la PM!
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