29 sept 2014

Tan solo palabras...

A raíz del debate entre los candidatos a la alcaldía de Lima y después de haber conversado con muuuchos postulantes de diferentes distritos, no puedo quedarme callada (aunque haya sido una costumbre entre algunos durante la campaña.)

Es increíble la capacidad que tienen estos sujetos de engatusarnos con lo que comúnmente llamamos floro barato; quizá la principal característica de nuestros políticos.

La semana pasada hice una nota con dos candidatos de distritos "pudientes". La primera era una pigmea profesional con 20 años de experiencia municipal que es, a la vez, la única mujer que postula por su distrito. Siempre muy amable y muy bien maquillada no dejó de hablar los 90 minutos que estuvimos acompañándola. Tenía propuestas para todo e inclusive, se une a esta tendencia de querer techar la Vía Expresa para crear espacios públicos (sin decir quién financiaría tamaña obra). Ella, claro, no va a ganar porque en su distrito el favorito es el actual alcalde.

Un poco más hacia el sur pasaba lo mismo. Un joven candidato intentaba convencerme que él era la mejor opción para este distrito que es percibido como de clase alta pero que tiene zonas de gran miseria. A uno de esos barrios nos llevó, haciendo gala de que a él no le pasaba nada y de que en medio de torres de desmonte crearía un polideportivo: todo interesante, todo posible, decía él.

Así han sido las últimas semanas. He tenido que soportar las portátiles de los candidatos, los gritos de los vecinos que quieren que grabemos su opinión y las ganas de estos políticos improvisados o con experiencia de mostrarse impolutos y perfectos para el cargo.

Muchos tienen buenas ideas, pero eso es lo negativo: quedan sólo en ideas. Una vez que les otorgamos nuestro voto, los intereses personales priman y poco importa lo que nos prometieron, poco importan las pistas y veredas, las zonas marginales, las reformas de fondo y no solo de forma: poco importa las condiciones en las que vive la gente si lo único que quieren son escaleras.

Es una pena porque sabemos que nos meten cuento, porque a pesar del voto informado, nada nos garantiza que vayan a cumplir eso que prometen con bombos y platillos. 

Qué pena siento de ir a votar este domingo. Es realmente una desilución saber que todo indica que va a ganar alguien que se ha burlado de nosotros durante toda la campaña y desde la maquiavélica intención de revocar a la alcaldesa. A título personal creo que el candidato Solidario nos toma por tontos: no nos ha dicho qué piensa hacer por Lima,  cuáles son sus planes de gobierno ni cómo solucionará la inseguridad y el transporte que nos desatan graves dolores de cabeza. Habría que reflexionar inclusive sobre su capacidad de comunicación y la visión que tiene de nosotros los electores, ¿recuerdan lo que dijo cuando ocurrió el altercado con el JEE?: "YO SÍ SÉ LO QUE ES NACER DE UNA MUJER". Que pena que crea que es el único elegido que ha tenido esa dicha, ¿o es que el resto vino de Marte en una cápsula?

Su actitud solo demuestra que se cree superior, y quien se cree más que los demás es incapaz de pensar en el bien común, opta solo por medidas efectistas y de corto plazo, maquilla sus obras y ensalza lo poco que hizo en dos periodos municipales. Mi voto no será amarillo, quiero creer que existe una mejor opción aunque seamos incapaces de verla.