18 jul 2011

Cuestión de hermandad


Tras cuatro días en Iquitos y con la misma tos de hace un mes me han entrado ganas de escribir. Anoche despues de mucho tiempo me desvelé ordenando cosas. Saqué todas las fotografía y me animé a organizarlas y a desechar aquellas inútiles y desenfocadas. A medio camino, bajé por agua y como la actividad continuaba en el comedor, me decidí a re-organizar la cocina. Creo que cerca de las tres de la mañana finalmente me acosté. Y dormí profundamente, pero soñé (como siempre).

Con esto quiero comentar que he confirmado que a veces uno sueña con estractos de lo que fueron las horas del pasado. Soñé con algunas personas de las fotografías, seres de una vida quedó atrás. Creo que ahora estoy empezando mi propia historia, sin ataduras y sin consentimiento de nadie, solo el de Dios. 

Pero hoy igual veré a una de esas personas que ha estado siempre, y que en cerca de mil instanténas aparece en menos de cinco. Nelly me ha acompañado en cada etapa de mi vida. Luego de 23 años puedo decir que es mi hermana mayor, mi compañera y mi confindente. Ella con los años, ha aprendido tanto como yo pues en cierta forma es una suerte de psicóloga  que ha aprendido con el devenir de los acontecimientos. 

Experimentó mis primeros amores, comió una torta de chocolate entera a mi lado cuando hubo que llorarlos, compartió conmigo su discutido embarazo, escuchó cada una de mis quejas y apoyó mi independencia. Contesta mis preguntas cuando olvido los ingredientes del arroz con pollo y espera respuestas de mi parte cuando su hijo entra en planteamientos filósoficos a los 6 años. 

Lo más anecdótico es que no llevamos la misma sangre. Nuestra unión es aquella que responde a los enlaces de vidas pasadas pero que se sustenta en infinidad de horas compartidas, en charlas interminables. 

Sí, hemos tenido peleas, como cualquier relación de cualquier índole. Aunque a veces he querido asesinarla, la fraternidad puede más y ambas conocemos a qué nivel debemos aclarar las cosas. Es una de las pocas personas que entiende que no soy una desquiciada, lo que no significa que me dé siempre la razón.

Se acabó mi café, pero en minutos me espera otro, porque hoy será un día con mi hermana. Toca apagar el teléfono.

1 comentario:

ARTURO dijo...

El jazmin feo, feo.

Había una vez un jazmin que se había enamorado de una dalia.
El jazmin era muy feo. La dalia era muy linda pero estaba enamorada de un gladeolo. Un día la dalia salió a pasear con el gladeolo. El jazmin estaba muy triste. El gladeolo era muy lindo pero malo, el jazmin era feo pero muy bueno. Entonces la dalia se casó con el jazmin nadie sabía porque la dalia eligió al jazmin que era asquerozo.
Pero vivieron juntos y felices muchos muchos años.

MORALEJA: No importa lo de fuera importa lo de dentro.



Un saludo
Arturo