20 oct 2011

Un aplauso para mi abuela

Alguien cercano fallece y de pronto empiezas a pensar en la muerte...

Mi abuela se fue... como un ángel dejó su cuerpo para subir a ese cielo del que tanto hablan las religiones. Quizá se aburrió de su enfermedad, quizá tenía ganas de empezar a preparar macarrones con hot dog para todo el séquito de ángeles de Dios. 

Yo no tuve la dicha de vivir con mi abuela, como sí mis primos, que ahora se encuentran con la pena a diario cuando abren las puertas de su hogar. Pero tengo siempre buenos recuerdos de la abuela Fifi. Ella me enseñó a tomar la sopa como lo hacían en casa del Mariscal Óscar R. Benavides. Me demostró que los brujos somos varios pues su padre era uno muy acertado cuando recorría las calles de San Andrés de Tupicocha. Llegué a conocer su pueblo natal, ese lugar escondido entre las montañas de la sierra de Lima, donde la paz nace y se desarrolla, tal y como lo hizo mi abuela. 

Ella era el ejemplo vivo de la diplomacia y de la pujanza. Recuerdo su voz y no puedo dejar de sonreir como la vez en que le pusieron unos postizos bastante grandes y yo decía que tenía la sonrisa de Fujimori. La abuela vivía de los logros de sus hijos y luego, de los de sus nietos. Aunque callada, aceptó nuestros pasos así no estuvieran de acuerdo con sus creencias morales. 

"Ya que más voy a descansar, hijita" fue lo último que me dijo. Ahora está con su Alejo, el abuelo que nunca conocí pero que según mi papá, me hubiera querido como a nadie. Eso lo sé, por lo que cada vez que visito su tumba mi rostro se inunda. Alejandro siempre me ha ayudado y en muchas ocasiones lo he sentido aquí a mi lado, como hoy siento también a la abuela. 

No llegó a conocer la casa en la que ahora vivo, pero el agua bendita con la que la despedimos fue regada en mis rincones por su espíritu vivo y esa noche la tuve sentada en mi mesa, la vi sonriendo.

Sé que se fue con la tranquilidad de saber que tengo a mi lado a un hombre maravilloso. Se despidió también para re-unirnos como familia y para empezar a mover sus influencias en el cielo a favor de todos nosotros. Y sé que cuando reimos en conjunto ella rie también. 


Te mando una gran sonrisa Fele, te mereces los aplausos del mundo entero.

1 comentario:

lesly s. egusquiza dijo...

me quede bastante tiempo frente a la computadora, pensando y pensando que y como escribir. Borré, escribí y volví a borrar. Llegué a la conclusión de que debería decirte la verdad: Te quiero amiga, este post es realmente bello.