8 dic 2009

En una semana ya no estaré aquí

Me gusta el sonido que emite la nicotina encendida cuando ya se está consumiendo cerca de la colilla. Me gusta ahora que sé que en una semana ya no estaré aquí, que probablemente estaré disfrutando sentada en casa después de comer pollo a la brasa.

Hoy estuve en casa de una pareja recién casada. Ambos con carreras afines, ambos con situaciones quizá similares. Ambos en un estado en el que yo estaré en algunos años. En un momento uno de ellos me dijo que más que una experiencia académica, esto estaba enfocado al tema humano. Es cierto.

Las despedidas comienzan y los sentimientos se mezclan. Aquí he aprendido mucho, todavía no sé cuánto. Eso se definirá cuando regrese a mi situación normal y pueda decir que con todo lo que he vivido aquí he crecido, he madurado.

La vida nos prepara para diversas travesías, algunas más tormentosas que otras. Pero depende siempre de nosotros poner la mejor cara. Depende de nosotros escoger ser transparentes o vestir caretas que no corresponden. Yo escogí ser transparente. Y aunque con algunas personas no funcione, creo que es lo más adecuado. Ser como uno es y actuar y decir las cosas en función a lo que uno piensa y siente. Sin contradecirse.

Vale la pena arriesgarse por uno mismo y presentarse tal cual uno es. Vale la pena arriesgarse a ver si uno realmente puede hacerse querer. Hoy aprecio que me hayan aprendido a querer auténtica y haber conocido personas de buen corazón, de brazos abiertos.

Este post por el Jefe de Carrera que me abrió las puertas de su oficina y de su casa. Que me presentó a su esposa y que me llevó al Huáscar. Que me acogió cuando debía desfogarme y que me escuchó sin previas percepciones.

Este post por haber finalizado la universidad y no haberme dado cuenta. Por las conversas fuera de la facultad acompañadas de un cigarrillo, tanto en Lima como en Conce. Por los amigos que me esperan y por los pocos amigos que se quedan. Por los reportajes, los programas de radio y las crónicas escritas. Por aquellas que nunca plasmé en una hoja de Word y por esas otras que todavía no nacen. Por el libro no escrito, ese que intenté empezar en la semi-soledad de estas cuatro paredes. Por las cartas no enviadas y por las lágrimas de nostalgia.

Porque hoy soy más fuerte que antes y porque asumo la nueva vida que empezaré a construir el próximo año. Porque este me relajo. Porque cuento los días para volver a ser novia y para volver a ser hijita de mamá. Porque extraño ese cigarro con ese café frente a esta laptop.

Por todo eso y demás cosas que quedan por escribir durante estos días… estos cinco meses valieron la pena, todas las penas. Y claro, también las alegrías.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahhhh, volver, volver....